El Purple Gorilla, una cepa híbrida con dominancia índica y nacida en el norte de California, puede silenciar a sus consumidores con su efecto de relajación. Si bien su origen genético es indocumentado, es posible que este brote aromático descienda de otro favorito púrpura de NorCal: Mendocino Purps.
Sea cual sea su parentesco, está claro que Purple Gorilla ha llegado para quedarse, con cogollos llamativos y un subidón terapéutico relajante. El contenido de THC de la cepa se ha medido entre el 15% y el 21%. Las hojas bien rizadas son de color verde oliva oscuro, aunque con frecuencia, los fenotipos de la cepa también cuentan con manchas de púrpura, que van desde lavanda hasta el índigo profundo.
Estos llamativos colores se producen gracias a los pigmentos de antocianina, que desencadenan su liberación cuando se activan por el clima frío en el proceso de crecimiento. Por último, una manta de tricomas blancas turbias le da a estas flores una textura muy pegajosa y las hace parecer casi heladas cuando se ven desde la distancia.
Debido a sus propiedades calmantes y sedantes, Purple Gorilla es un cogollo mejor reservado para disfrutar después del anochecer, o incluso justo antes de irse a dormir.
Los efectos altamente sedantes pueden tener muchos beneficios para los pacientes para aliviar el estrés, la depresión, la ansiedad e incluso el trastorno de estrés postraumático (PTSD). Fisiológicamente hablando, también puede calmar dolores y molestias profundamente arraigados, así como molestias menores como dolores de cabeza o náuseas.
Para algunos, la cepa puede avivar el apetito, sirviendo como suplemento para aquellos que luchan contra el hambre debido a enfermedades o a tratamientos como la quimioterapia. Purple Gorilla es una buena opción para los pacientes propensos al pánico o a la paranoia, o que tienen una baja tolerancia al THC.