El mercado alcanzó los $30,100 millones en ventas, pero la sobreoferta, los impuestos y la falta de reformas federales frenaron la contratación y obligaron a replegarse a cientos de operadores
La industria del cannabis legal en Estados Unidos cerró el año 2024 con una señal ambigua: por un lado, las ventas alcanzaron los $30,100 millones, una cifra nunca antes vista; por otro, la fuerza laboral del sector se redujo por primera vez desde la pandemia.
Así lo documenta el Vangst Jobs Report 2025, que retrata una industria en transición, con 425,002 empleos registrados al comenzar 2025, lo que representa una caída del 3.4 % respecto al año anterior.

Este descenso, que equivale a 15,443 empleos menos, refleja un viraje estratégico en el modelo de crecimiento. Las empresas han dejado atrás la expansión desmedida y ahora apuestan por operar con equipos más eficientes, priorizando la rentabilidad ante un entorno financiero y regulatorio cada vez más complejo.
Pese al retroceso laboral, el sector mantuvo su dinamismo comercial. En 2024, las ventas legales de cannabis aumentaron un 4.5% respecto a 2023, cuando se registraron $28,800 millones. La proyección para 2025 apunta a una aceleración más fuerte: se espera que las ventas lleguen a los $34,000 millones, según Whitney Economics, que también colaboró en la elaboración del informe.

El crecimiento estuvo impulsado principalmente por la expansión de los mercados en Nueva York, Ohio, Nueva Jersey y Maryland, donde la regulación reciente permitió un incremento de licencias, más puntos de venta y una mayor participación de consumidores en el circuito legal. Nueva York fue el caso más destacado, con la apertura de más de 200 nuevas tiendas y un salto de 209% en el empleo, al pasar de 4,050 a 12,500 trabajadores.
También Ohio, que debutó su modelo adulto en 2024, añadió 2,496 empleos, y se prevé que duplique su volumen de ventas en 2025. Nueva Jersey sumó 2,763 nuevos empleos, gracias a un entorno regulatorio más estable y precios competitivos frente a sus vecinos.

Por otro lado, los mercados maduros no resistieron la presión. California perdió 3,995 empleos, Colorado 2,021 y Illinois 7,466. En total, 19 estados vieron caer sus ingresos o estancarse, lo que llevó a una reducción generalizada en contrataciones.
Los altos impuestos, la sobreoferta de productos y la competencia de los derivados del cáñamo siguen erosionando la rentabilidad, especialmente en estados con estructuras regulatorias rígidas y cargas fiscales elevadas. En Illinois, por ejemplo, el impuesto efectivo sobre las ventas llega al 36.25 %, una de las tasas más altas del país.
El informe también advierte que solo el 27.3 % de las empresas fueron rentables en 2024, mientras que otro 40% apenas logró equilibrar sus cuentas. Ante este escenario, muchas compañías recurrieron a personal temporal o de medio tiempo, adoptaron modelos flexibles y congelaron nuevas contrataciones.

Sin grandes reformas federales previstas para este año, el horizonte de 2025 dependerá de cómo evolucionen los mercados estatales. La reclasificación del cannabis como sustancia de la Lista III, actualmente estancada en el proceso administrativo, podría traer alivios fiscales, pero aún no hay una fecha clara. Mientras tanto, operadores y trabajadores navegan un mercado que se ha vuelto más exigente, menos explosivo y mucho más selectivo.
Aun así, el cannabis legal sigue siendo un motor económico en expansión. Con ventas en aumento y nuevos estados como Minnesota y Florida avanzando hacia la regulación, el potencial del sector permanece intacto. El desafío ahora es traducir ese potencial en empleos sostenibles y condiciones viables para quienes han hecho del cannabis su medio de vida.