Un estudio en modelos animales demuestra que el CBD reduce inflamación, mejora la memoria y frena la progresión patológica de la enfermedad
Un estudio publicado en la revista Alzheimer’s Research & Therapy ofrece nuevas evidencias del potencial terapéutico del cannabidiol (CBD) frente a la enfermedad de Alzheimer. Según los investigadores, liderados por Gemma Navarro y su equipo del Institut de Neurociències de la Universitat de Barcelona, el CBD —uno de los compuestos no psicoactivos más abundantes del Cannabis sativa— demostró efectos positivos en múltiples niveles de la patología en modelos preclínicos.
La investigación, realizada mediante cultivos neuronales primarios, dispositivos microfluídicos y modelos animales como ratones transgénicos 5xFAD y C. elegans, evaluó el impacto del CBD sobre agregación proteica, transporte axonal, neuroinflamación, estrés oxidativo, plasticidad neuronal y memoria espacial.
Entre los hallazgos más destacados, el CBD logró reducir significativamente la agregación de proteínas β-amiloide (Aβ), Tau y pTau, asociadas con los principales marcadores patológicos del Alzheimer. Además, el tratamiento con CBD disminuyó el transporte axonal de estas proteínas entre neuronas corticales e hipocampales, un proceso clave en la propagación de la enfermedad.
En paralelo, el estudio mostró que el CBD reduce la producción de especies reactivas de oxígeno (ROS), aumenta la viabilidad neuronal tras tratamientos tóxicos con Aβ y NMDA, y revierte parcialmente la pérdida de formación neurítica inducida por Aβ, Tau y pTau. En cambio, estos efectos no se replicaron frente a la α-sinucleína, proteína implicada en otras enfermedades neurodegenerativas como el Parkinson.
Los efectos inmunomoduladores también fueron notables. En ratones 5xFAD, el tratamiento con inyecciones diarias de CBD (10 mg/kg durante 28 días) promovió la polarización de la microglía hacia un fenotipo antiinflamatorio M2, redujo la expresión de iNOS (marcador proinflamatorio) e incrementó la presencia del marcador Arginasa I. Asimismo, se observó una disminución en la activación de astrocitos (GFAP) y un aumento de células precursoras de oligodendrocitos en la corteza.
Respecto a la función cognitiva, el CBD mejoró tanto la memoria a corto como a largo plazo en ratones 5xFAD, evaluada mediante la prueba de reconocimiento de objetos novedosos (NORT). También en C. elegans, el compuesto mejoró la movilidad y redujo los depósitos de Aβ en el modelo transgénico CL2006.
A nivel molecular, el tratamiento con CBD normalizó los niveles elevados de los receptores cannabinoides CB1 y CB2 en corteza e hipocampo de los ratones 5xFAD. Ensayos farmacológicos indicaron que los efectos neuroprotectores del CBD sobre neuronas están mediados por su interacción con CB1R, mientras que los efectos sobre microglía dependen tanto de CB1R como de CB2R.
Los autores concluyen que el CBD actúa sobre múltiples frentes de la patología del Alzheimer, lo que lo posiciona como un candidato prometedor para futuras estrategias terapéuticas. No obstante, subrayan que sus resultados provienen exclusivamente de estudios preclínicos y que se requieren investigaciones clínicas adicionales para validar su eficacia en humanos.