La industria del cannabis medicinal en Puerto Rico atraviesa una situación crítica que pone en riesgo su viabilidad a largo plazo
Por Javi Díaz
Gerente de Desarrollo de Can-analytics Bioscience Labs
Lo que comenzó como una promesa de bienestar para los pacientes y una oportunidad económica para los pequeños empresarios ahora enfrenta desafíos que van desde la falta de educación adecuada para los pacientes hasta una sobreregulación excesiva por parte de la Junta de Cannabis Medicinal del Departamento de Salud.
Muchos pacientes, al no estar debidamente informados sobre el uso correcto del cannabis medicinal, no logran maximizar los beneficios terapéuticos, lo que limita el crecimiento del mercado.
A esto se suma una serie de regulaciones cada vez más estrictas que, lejos de proteger al consumidor, complican innecesariamente las operaciones de los laboratorios, dispensarios y cultivos, aumentando los costos operativos y reduciendo los márgenes de ganancia. Además, los incrementos constantes en gastos, impulsados por las exigencias regulatorias y la infraestructura necesaria para cumplir con los estándares, están asfixiando a los pequeños comerciantes.
Como si esto no fuera suficiente, el número de pacientes inscritos en el programa de cannabis medicinal ha disminuido, lo que se traduce en menos demanda y, por ende, en menores ingresos para todos los actores de la industria.
Este panorama se agrava aún más con la exagerada proliferación de dispensarios en la isla, una cifra que supera con creces la cantidad de cultivos disponibles y el reducido número de pacientes activos. Este exceso de oferta, en combinación con la baja demanda, está llevando a muchos pequeños empresarios al borde del colapso, ya que simplemente no hay suficientes clientes para sostener un negocio rentable.
En resumen, la industria del cannabis medicinal en Puerto Rico se encuentra en una encrucijada. La falta de educación para los pacientes, la sobreregulación, los altos costos operativos y la merma de pacientes, combinados con una saturación de dispensarios, están creando un entorno insostenible para los pequeños comerciantes.
Es imperativo que se tomen medidas para corregir estos problemas antes de que sea demasiado tarde y que la promesa del cannabis medicinal como un motor de bienestar de salud y motor económico pueda realizarse plenamente en la isla.