La posible reclasificación a la Lista III podría transformar las oportunidades económicas y el marco regulatorio en la isla
Por Javi Díaz
Gerente de Desarrollo de Cannalytics Bioscience Labs
La posible reclasificación del cannabis en los Estados Unidos, de una droga de la Lista I a una menos restrictiva en la Lista III, es un tema que está generando gran expectativa tanto a nivel federal como en Puerto Rico. Aunque el proceso sigue en desarrollo, esta acción podría tener implicaciones significativas para la industria del cannabis medicinal en la isla.
Actualmente, el cannabis es considerado una sustancia de la Lista I bajo la Ley de Sustancias Controladas, colocándolo junto a drogas como la heroína y el LSD. Esta clasificación implica que el cannabis tiene un alto potencial de abuso y no se le reconoce uso médico aceptado. Sin embargo, con la creciente evidencia científica sobre sus beneficios, particularmente en el tratamiento del dolor crónico, la reclasificación a la Lista III podría marcar un cambio importante en la percepción y regulación del cannabis.
Para Puerto Rico, donde el cannabis medicinal ha sido legal desde 2017, este cambio en la clasificación federal podría facilitar el acceso a investigaciones más profundas y atraer más inversiones al sector. Sin embargo, es importante tener en cuenta que esta reclasificación no necesariamente implicaría una despenalización total ni que se pueda adquirir cannabis como cualquier medicamento “over-the-counter”.
Uno de los impactos más notables de la reclasificación sería a nivel fiscal y regulatorio. Actualmente, los productores de cannabis en Puerto Rico enfrentan una carga tributaria significativa debido a las restricciones impuestas por las regulaciones federales. Si el cannabis se mueve a la Lista III, las empresas locales podrían beneficiarse de exenciones fiscales y deducciones que actualmente no están disponibles para negocios relacionados con sustancias de la Lista I, lo que abriría nuevas oportunidades de expansión y desarrollo.
Además, con la reclasificación, se espera que se reduzcan las barreras para la investigación médica, lo que permitiría que más estudios se lleven a cabo en Puerto Rico, donde el interés en los beneficios terapéuticos del cannabis ha ido en aumento. Esto no solo beneficiaría a los pacientes locales, sino que también posicionaría a la isla como un centro clave para la innovación en tratamientos cannabinoides.
A pesar de los posibles beneficios, es crucial que la industria en Puerto Rico siga trabajando en mejorar la educación y la regulación del uso de cannabis, garantizando que los pacientes tengan acceso a productos de alta calidad y seguridad, apoyados por análisis de laboratorio rigurosos y certificados de calidad.
En resumen, la reclasificación del cannabis podría representar un nuevo capítulo para la industria en Puerto Rico, mejorando tanto el marco regulatorio como las oportunidades económicas para todos los involucrados.