Entrevista: José Maldonado
Texto: Ivelisse Rivera Quiñones
SAN JUAN, Puerto Rico – Jean Carlos Vélez, un joven recién graduado del Departamento de Epidemiología y Bioestadística de la Escuela Graduada de Salud Pública de la Universidad de Puerto Rico (UPR), ha realizado un estudio que revela una alta prevalencia del consumo de hongos mágicos en la isla.
El estudio se centró en evaluar los propósitos de uso, las motivaciones y el perfil de los usuarios, además de determinar la prevalencia del consumo entre los puertorriqueños. Los resultados son alarmantes: un 46% de las 351 personas encuestadas admitieron haber consumido hongos mágicos alguna vez, cifra que supera significativamente el promedio del 10% observado en Estados Unidos.
“Esta es la prevalencia de personas que alguna vez han consumido hongos en Puerto Rico, que sean 21 años o mayor. Nosotros encontramos dentro de nuestra muestra, una prevalencia de 46%. En otras palabras, eso es de cuatro a cinco veces mayor que la prevalencia que tenemos en EE.UU.”, explicó Vélez durante una entrevista con Crónicas durante el Congreso de Salud Pública de la Escuela de Medicina de la UPR.
La clasificación de los hongos mágicos como Sustancia de Clase I por la DEA, según la Ley de Sustancias Controladas federal, los cataloga como drogas con alto potencial de abuso y sin un uso médico aceptado. No obstante, el estudio resalta una realidad sorprendente y una evidente falta de protocolos adecuados para su uso seguro.
“Si le preguntas a cualquier experto, probablemente te diga que esto es una sustancia que nadie utiliza y si se utiliza es bien poco y marginalmente. Pero con este estudio podemos ver que hay un mayor uso”, señaló Vélez, subrayando la desconexión entre la percepción pública y la realidad documentada.
Además, Vélez resaltó la urgencia de implementar estrategias de educación y reducción de daños para los consumidores. Pese a los debates sobre sus beneficios terapéuticos, advirtió sobre los peligros de su uso no regulado que puede resultar en efectos adversos graves, especialmente sin las medidas de seguridad apropiadas. Recomendó un enfoque consciente y responsable: “Nosotros no queremos dar miedo porque ese no es el punto, es educar porque la reducción de daño es bien importante. Hemos escuchado en mainstream media que esta sustancia puede tener muchos efectos benéficos para la salud, pero eso es todo dentro de un ‘setting’ terapéutico y con muchas condiciones en sitio para asegurarnos de la salud de la persona que la consume”, explicó.
Mirando hacia el futuro, el investigador anticipa un posible movimiento hacia la medicalización de los hongos mágicos en Puerto Rico, inspirado por las recientes aprobaciones de la FDA del uso terapéutico de estos para tratar condiciones específicas como la depresión resistente al tratamiento y ciertos trastornos de ansiedad.
“En los próximos cinco años definitivamente vamos a tener algún tipo de movimiento que busque medicalizar esto, si no un dispensario, doctores que estén legalmente adiestrados para dar esta medicina,” anticipó Vélez, subrayando la necesidad de regulaciones claras y efectivas para garantizar un uso seguro y responsable que potencialmente podría beneficiar a muchos, siempre bajo un marco regulador estricto y bien definido.