SAN JUAN, Puerto Rico – Tras casi seis años como uno de los dos laboratorios en Puerto Rico dedicados a la industria del cannabis medicinal, el crecimiento del sector y la buena reputación cosechada llevaron a Cannalytics a expandir sus operaciones, incluyendo recientemente una mudanza de sus operaciones.
Al igual que la industria, Cannalytics ha ido en desarrollo según han ido pasando los años. De cuatro empleados que eran cuando iniciaron operaciones, hoy día cuentan con 11, así como con equipos de primera para cumplir con las exigencias de la encomienda.
“Esto ha ido en aumento continuamente; han surgido más cultivos, más centros de manufactura. Tenemos más trabajo, por ende, hemos aumentado la cantidad de empleados. Tenemos excelentes equipos. Llevamos un paso bastante acelerado”, comentó el tecnólogo médico Jorge Díaz Blanco.
Actualmente, Cannalytics sirve a entre 50 y 100 clientes de la industria, incluyendo cultivos de cáñamo.
La necesidad de sus servicios en la industria llevó al laboratorio a trasladarse a unas nuevas instalaciones ubicadas en el edificio ASG en el Corporate Office Park en San Juan. La mudanza fue un proyecto de mucha logística, para poder continuar cumpliendo con los clientes y además para asegurarse de que los equipos se mantuvieron operando en óptimas condiciones.
“La logística de mudarnos fue bastante difícil, en el sentido de poder mudar todo sin que se afectara o que se afectara lo mínimo posible a los clientes. Fuimos moviendo las cosas poco a poco hasta que hicimos la mudanza completa. Además, tuvimos aquí a la gente de Shimadzu (manufactureros de los equipos de laboratorio) pendiente de todos los equipos de ellos que no se afectaran en nada”, narró Javier Díaz, gerente de desarrollo del laboratorio.
Aunque ha habido un crecimiento en la industria, al punto de que en Cannalytics hubo un momento en que “casi que se nos sale de la mano, porque de momento llegó una avalancha de muestras”, ese desarrollo no se ha observado en los laboratorios. A juicio de Jorge Díaz Blanco, esto se debe a lo costoso del segmento y a la pericia de los empleados que se necesitan para poder correrlo.
“El costo es bien alto y la complejidad de montarlo también, desde poner todas las partes de un laboratorio, hasta el personal que tiene que ser profesional, específico para cada área. Es bien complicado conseguir candidatos que den el grado para ese tipo de trabajo. Por ejemplo, en microbiología tenemos un tecnólogo médico para integrar la parte de salud en la cuestión del cannabis medicinal. O sea, no es nada más que un microbiólogo que se encarga de ver bacterias”, manifestó Díaz Blanco.
“Además, no es solamente poner los equipos ahí, tienes que darle mantenimiento, tienes que hacerle calibraciones diarias para estar seguro de que lo que tú vas a hacer en el día está correcto… Es costoso. No es tan fácil”, agregó su hijo Javier.
En cuanto a las alegaciones de alto contenido de THC en algunas cepas cultivadas en la isla, Javier aseguró que el trabajo realizado en los laboratorios de la isla es de excelencia y que reportan exactamente lo encontrado en los análisis.
“Nosotros procesamos lo que recibimos tal cual se recibe. En ese sentido, en cuanto a la veracidad de lo que nosotros hacemos, el paciente puede estar claro y seguro de que lo que se está informando es lo correcto”, enfatizó.
Entrevista: José Maldonado
Texto: Ivelisse Rivera Quiñones