Danilo T. Pérez
Indica Dato
SAN JUAN, Puerto Rico – Desde 2019, ha estado estancada la cantidad de pacientes nuevos de Cannabis Medicinal en Puerto Rico en poco más de 110,000 pacientes certificados.
El Departamento de Salud de Puerto Rico ofrece periódicamente una serie de actualizaciones sobre la cantidad de pacientes certificados, disponibles en su portal web. La siguiente gráfica captura lo que conocemos aquellos que llevamos siguiendo esta industria por un tiempo: la base de pacientes se encuentra estancada.
Con aproximadamente 50,000 mujeres y 70,000 hombres (según identificados en su solicitud de licencia), la cantidad de pacientes registrados no ha cambiado significativamente en cuatro años.
Ante este panorama, se han tomado varias acciones proteccionistas, incluyendo restringir la apertura de dispensarios nuevos. Para el consumidor, tal restricción no ha fungido como incentivo alguno. Al contrario, se ha observado el posible inicio de una pérdida en pacientes nuevos desde mediados de 2022.
Este estancamiento podría atribuirse a varios factores. Uno de ellos podría ser la saturación del mercado, que justificó el congelamiento de las solicitudes de dispensarios nuevos. Sin embargo, este análisis ignoró que durante el periodo desde 2019 al 2021, donde la cantidad de pacientes no cambió significativamente, el mercado expandió en ventas desde $5 millones mensuales hasta $20 millones mensuales, según sus propios datos.
La restricción en la apertura de nuevos dispensarios podría estar generando un efecto contrario al deseado, desincentivando la participación de nuevos pacientes en lugar de proteger el mercado existente. Este fenómeno merece una exploración más profunda, considerando los posibles impactos económicos y de salud pública.
Lo cierto es que la falta de conciencia sobre los beneficios terapéuticos del cannabis medicinal sigue siendo la orden del día. Necesitamos campañas educativas continuas. Si bien la llegada de esta terapia a Puerto Rico fue una efusiva con rápida adaptación, ha habido una merma significativa en esfuerzos de alcance al paciente, tanto desde entes privados como desde el propio Departamento de Salud.
A su vez, otras decisiones como el retiro de cajeros automáticos de los dispensarios y las trabas burocráticas de un proceso de renovación anual para condiciones que bien han sido diagnosticadas de por vida, dificultan la simplificación de las transacciones, fungiendo también como posible causal de que las personas opten por simplemente no renovar su licencia y abandonen esta alternativa aún conociendo su efectividad.
Aunque se desconocen los causales específicos, aspectos como la distribución de género en los registros también generan preguntas interesantes sobre si hay diferencias significativas en la percepción y aceptación del cannabis medicinal entre hombres y mujeres. Estas diferencias podrían influir en estrategias de educación y marketing para lograr mayor efectividad.
Puntualmente, existen diferencias asociadas al género en cuanto a incidencias en ciertas condiciones elegibles para certificación. Por ejemplo, los trastornos de ansiedad, según la Asociación para la Ansiedad y Depresión, son dos veces más probables de ser diagnosticados en mujeres que en hombres, por lo que tomar nota de esto pudiera ser relevante.
En conclusión, el estancamiento en el número de pacientes plantea preguntas importantes sobre la dirección futura de esta industria. Un análisis más detallado, que aborde los factores mencionados y otros posibles, es esencial para comprender completamente este fenómeno y para informar decisiones políticas y estratégicas futuras.
La información actualizada y la participación activa de la comunidad son esenciales para trazar un camino hacia adelante que fomente el crecimiento sostenible y beneficie a aquellos que podrían encontrar alivio en el cannabis medicinal.
Por lo pronto, solo nos queda seguir preguntando: ¿Dónde están los pacientes nuevos?