Por Dra. María Fernanda Arboleda
Todos los seres humanos contamos con actividades y ciclos de descanso. El sueño es considerado un estado de reposo y relajación, cuyos efectos son de especial importancia para la salud de los seres humanos.
Cuando dormimos, el nivel de conciencia disminuye al igual que la respuesta a los estímulos externos, permitiendo el descanso. Hoy en día existen varias rutinas y conductas positivas para incrementar la calidad de descanso o reducir de forma significativa los trastornos del sueño. A esto le llamamos “higiene del sueño”.
Siendo una necesidad fisiológica de todo ser humano, la función principal del sueño es la recuperación, descanso psicológico y fisiológico.
El trastorno de sueño más conocido es el denominado “insomnio” que es un estado de hiperactivación del eje hipotálamo-hipófisis-suprarrenal.
El insomnio crónico ocurre en el 15% de la población y se define así, cuando se presenta al menos tres veces por semana durante al menos tres meses.
Es causado principalmente por estrés y carga laboral, problemas familiares, estilo de vida y trastornos del sueño no tratados.
Tres tipos de insomnio
- Insomnio de conciliación: dificultad para conciliar el sueño (para quedarse dormido).
- Insomnio de mantenimiento: la persona logra quedarse dormida, pero se levanta varias veces durante la noche afectando el patrón del sueño.
- Despertar precoz: el despertar es muy temprano y la persona no logra volver a dormirse hasta que inicie su jornada diaria.
Además del insomnio, otros trastornos del sueño que afectan los hábitos y patrón de sueño, y que vale la pena mencionar son:
- Síndrome de apnea obstructiva del sueño
- Sonambulismo
- Pesadillas y terrores nocturnos
- Síndrome de piernas inquietas
El proceso del sueño
El proceso del sueño se caracteriza por tener varias fases o niveles de profundidad y cada una cuenta con variaciones a nivel fisiológico. Con el objetivo de estudiar dichas variaciones a nivel funcional, se toman en cuenta distintos indicadores del sueño: el tono muscular, los movimientos oculares y las ondas cerebrales.
En el proceso del sueño existen dos etapas:
- El sueño No MOR (sin movimientos oculares rápidos) o también conocido por sus siglas en inglés como fase Non-REM (Non-Rapid eye movement)
- El sueño MOR (movimientos oculares rápidos) o REM (Rapid eye movement).
El sueño No MOR o No REM cuenta con cuatro fases, y comienza con la llamada N1 donde inicia el periodo de somnolencia, sueño ligero, disminución de actividad muscular y es fácil que la persona despierte. En la fase N2, la persona se encuentra bajo un sueño profundo sin consciencia de su entorno. En las etapas N3 y N4, encontramos el sueño más profundo que se caracteriza por tener ondas lentas en la actividad cerebral, por lo que el individuo difícilmente se despertará en estas fases.
La etapa MOR o etapa del sueño REM, se basa en una actividad rápida asociada a movimientos oculares. En ella se producen la mayor parte de los sueños, por lo que, las personas que despiertan en esta etapa podrían recordarlos de manera realista. En lo que respecta al tema físico se presentarán cambios en la frecuencia cardiaca y respiratoria, así como disminución en el tono muscular. Durante la noche se dan entre 4 y 6 ciclos de sueño. Un ciclo de sueño completo dura entre 90 y 110 minutos.
Según el National Institute of Health las alteraciones del sueño son consideradas las más frecuentes en tema de salud. Por esta razón, es de suma importancia dar solución a este tipo de problemas que afectan a muchos seres humanos, y acortan el rango de actividad sana y exitosa no solo durante el día sino a lo largo de toda su vida.
Tratamientos y cannabis medicinal como soporte para algunos trastornos del sueño
En general, existen diferentes opciones farmacológicas y no farmacológicas para el manejo de los trastornos del sueño. En algunos casos, los tratamientos para el insomnio no logran una buena adherencia terapéutica, generan una pobre tolerancia o producen efectos secundarios indeseables para el paciente como somnolencia, compromiso cognitivo, dependencia y potencial de abuso. Sin embargo, existen ciertas terapias alternativas y rutinas que los individuos pueden realizar para ayudar a tener una buena calidad de sueño. Una de las estrategias más sonadas contra el insomnio, pero que aún está en investigación, es la administración de cannabis medicinal.
De hecho, vale la pena recordar que el sistema endocannabinoide, con el cual contamos todos los seres humanos y a través del cual sintetizamos cannabinoides endógenos, tiene un impacto significativo en la modulación del ciclo sueño-vigilia, es decir, la capacidad para dormir sin alteraciones en los hábitos y patrón de sueño, y para estar despiertos y atentos durante el día.
No hay que desconocer que la mayoría de los pacientes que consumen cannabis y sus derivados para el insomnio reportan una mejor calidad de sueño y menor consumo de otros medicamentos convencionales. No obstante, los resultados en investigaciones médicas referente al uso de algunos de los componentes del cannabis para mejorar el ciclo del sueño son mixtos y divergentes. Por lo tanto, se requiere de un mejor diseño y control, así como mejores métodos para la recolección de los datos en cuanto a las variables que evalúan la calidad del sueño.
Aún están pendientes y en proceso, estudios con mayores tamaños de muestra (mayor número de pacientes estudiados) y con un monitoreo confiable, administrando cannabinoides durante varias noches consecutivas, teniendo en cuenta las dosis administradas, antes de emitir conclusiones definitivas sobre el efecto de los cannabinoides en la calidad y arquitectura del sueño.
El efecto del THC en los trastornos del sueño
El delta-9-tetrahidrocannabinol (THC), uno de los componentes más abundantes de la planta de cannabis, no muestra impacto en el tiempo que tarda la persona en quedarse dormida (latencia de inicio del sueño) pero sí un incremento significativo en el tiempo total de sueño. Así mismo, se ha encontrado un efecto positivo del THC en el insomnio secundario a dolor crónico y cáncer, y en los terrores nocturnos y pesadillas de pacientes con trastorno de estrés postraumático, con resultados prometedores.
De forma importante, algunos estudios realizados con productos enriquecidos en THC muestran una reducción significativa en la fase del sueño REM, pero hay que tener en cuenta las dosis tan elevadas que se utilizaron de THC (0.7-1 mg/kg).
El efecto del CBD en los trastornos del sueño
La mayoría de los estudios clínicos realizados, con metodologías aceptables, han sido con formulaciones ricas en THC. Existen muy pocos con THC:CBD balanceado y solo un estudio con formulación predominante en cannabidiol (CBD).
El CBD se ha promocionado de manera excesiva, sobre todo en redes sociales, por su efecto sedante como un tratamiento para el insomnio; sin embargo, la evidencia científica es extremadamente limitada en este contexto clínico. Los estudios clínicos apoyan el uso de CBD en enfermedades como: epilepsias refractarias (ej. síndrome de Lennox-Gastaut, síndrome de Dravet, esclerosis tuberosa), trastorno de ansiedad social, manejo de los síntomas no motores de la enfermedad de Parkinson, entre otras.
Ahora bien, un estudio clínico publicado en los años 80, que incluyó a 15 personas con insomnio, donde se administraron tres dosis diferentes de CBD: 40 mg, 80 mg, 160 mg; mostró mayor duración del sueño al tomar 160 mg de CBD versus placebo; sin embargo, no hubo diferencia en el tiempo para quedarse dormidos. Tampoco hubo diferencia en cuanto a tomar 40 u 80 mg de CBD.
Los individuos que participaron comentaron que no recordaban haber soñado, lo que sugiere una posible reducción en el tiempo de sueño REM, etapa fundamental para fijar recuerdos, procesar conocimiento adquirido y lograr un sueño reparador.
“Aunque existen anécdotas y testimonios de que el cannabis medicinal mejora el sueño, la evidencia clínica es limitada para el uso de cannabinoides en insomnio; pero los resultados son prometedores y se debe continuar con el desarrollo de investigación médica de buena calidad, que nos dé más respuestas sobre la eficacia y seguridad de este tratamiento, las formulaciones, dosis y efectos a largo plazo sobre la arquitectura del sueño”, comenta la Dra. Mafer Arboleda.
La higiene del sueño engloba las siguientes recomendaciones:
- Evitar la planificación de actividades futuras mientras se concilia el sueño.
- Tratar de no realizar tareas de gran importancia antes de dormir.
- Evitar consumo de estimulantes, mínimo 4 horas antes de acostarse, como alcohol, bebidas con cafeína, tabaco, etc.
- No realizar siestas por más de una hora a lo largo del día.
- Evitar ejercicio y tareas de alta actividad física y sensorial antes de dormir.
- Evitar el uso de pantallas como las del teléfono celular, tablets electrónicas, televisión, entre otros dispositivos electrónicos antes del descanso.
- No destinar la cama a actividades que no sean exclusivamente para dormir.
- No irse a la cama enojados, ansiosos o con cualquier sentimiento negativo.
- Tratar de manejar factores ambientales que inducen el sueño como iluminación adecuada, temperatura, ruido o algún tipo de olor que relaje el estado de ánimo.