La Haya (EFE) – El Gobierno neerlandés inauguró este viernes la fase inicial de un experimento para la venta del primer cannabis cultivado legalmente en Países Bajos, que se entregará a los ‘coffeeshop’ mediante un transporte seguro, un proyecto que llega tras cinco años de preparativos y entre temores a un boicot de los narcotraficantes.
La propuesta para iniciar un experimento de cultivo legal de cannabis empezó a debatirse en 2017 y recibió la aprobación del Senado en 2019, pero su inicio ha sido pospuesto por diferentes motivos, hasta que, el pasado febrero, el Gobierno del liberal Mark Rutte prometió comenzar con un número limitado de productores y probar la idea a pequeña escala.
“Es una buena noticia que podamos comenzar con la fase inicial del experimento. Al regular la venta de cannabis, tenemos una mejor idea del origen de los productos y su calidad. Además, podemos informar mejor a los consumidores sobre los efectos y riesgos para la salud”, señaló hoy el ministro neerlandés de Sanidad, Ernst Kuipers, que escaneó la primera entrega de cannabis legal.
A partir de hoy, un total de 19 “coffeeshop” (establecimientos donde se tolera la venta de cannabis para consumo personal) en Breda y Tilburgo, municipios de la provincia Brabante Occidental, pueden comenzar a vender cannabis regulado, aunque también pueden seguir ofreciendo productos “tolerados”, es decir, podrán seguir comprando a sus antiguos proveedores ilegales y ofrecer ambos productos a la vez.
Las cafeterías venderán el cáñamo de tres proveedores legales, que lo cultivan sin uso de pesticidas y garantizan una buena calidad del producto, y se lo entregarán a las cafeterías mediante un transporte seguro.
Las cafeterías podrán almacenar un máximo de 500 gramos de producto regulado, además de 500 gramos de cannabis tolerado, un límite que preocupa a los propietarios de los ‘coffeeshop’ porque creen que no es suficiente, supone viajes de ida y vuelta con las entregas y existe el riesgo de que el cannabis regulado se agote.
En la fase inicial, los clientes, que recibirán toda la información, podrán elegir cuál prefieren comprar. En la siguiente fase, se aplicarán otras reglas: estas cafeterías tendrán existencias para una semana y luego solo se les permitirá vender cannabis legalmente cultivado.
Experiencia
Durante los próximos seis meses, estos locales y los proveedores legales, al igual que los transportistas y los reguladores, adquirirán su primera experiencia con el suministro y la venta de cannabis regulado, así como la supervisión, el transporte seguro y el uso del sistema de seguimiento y localización de las entregas.
El objetivo es investigar si es posible suministrar cannabis directamente a los locales, sin intermediarios, y garantizando calidad y precios, para luchar así contra la delincuencia y los problemas de seguridad y salud pública que provoca el limbo legal en Países Bajos, donde el cultivo es totalmente ilegal, pero la venta de esta planta está “tolerada” (que no legal).
Los ‘coffeeshop’ neerlandeses ofrecen desde 1976 de forma legal productos de máximo cinco gramos de cannabis a cada cliente, pero el hecho de que cultivar la planta esté prohibido ha provocado que los propietarios adquieran ilegalmente la droga, para luego venderla legalmente, siempre y cuando no superen el límite tolerado.
Durante el experimento en marcha, todos los municipios participantes seguirán aplicando la misma política de “tolerancia” existente en el resto del país, al menos durante la fase inicial.
“Consumir cannabis siempre implica riesgos. Esto también se aplica al cannabis producido durante el experimento. Por eso se presta especial atención a la prevención. Hay requisitos para el envasado y el etiquetado y se informa a los consumidores de los efectos y riesgos para la salud del consumo de cannabis en un prospecto”, subrayó hoy el Ejecutivo en funciones.
Si durante la fase inicial se detecta que el orden público o la seguridad “están en peligro”, el experimento “se puede detener prematuramente”, alertó el Gobierno.
Brabante Occidental y Limburgo, ambas cerca de la frontera con Bélgica, son las que más problemas de narcotráfico han tenido durante los últimos años, ya que muchos extranjeros cruzan hacia Países Bajos para comprar legalmente la droga. Si se pasa a la siguiente fase del experimento, los ‘coffeeshop’ cerca de la frontera solo podrán vender a residentes.
La droga ilegal llega a Países Bajos principalmente de países del sur de Asia y el norte de África y mueve varios miles de millones de euros, según la Unidad de Inteligencia Financiera.