Bangkok (EFE) – El nuevo Gobierno de Tailandia, en el poder desde el pasado 5 de septiembre, anunció que solucionar en el país el problema de las drogas, en especial el de la metanfetamina, es una prioridad nacional para los próximos cuatro años, por lo que adoptará “medidas enérgicas” contra los narcotraficantes.
“Debemos tomar medidas enérgicas contra los narcotraficantes. Son delincuentes que no temen la cárcel, pero sí temen la confiscación de sus bienes. Entonces urjo a todas las agencias a que aceleren el uso de la ley”, dijo el primer ministro, Srettha Thavisin, en declaraciones a los periodistas el domingo.
En una reunión la víspera, el gabinete tailandés trazó las directrices del plan nacional para “prevenir, reprimir y resolver los problemas de drogas en el periodo 2023-2027”, que incluye tratar a los adictos como pacientes, la resocialización de los usuarios de drogas, el aumento de la fiscalización y el incremento de las operaciones de combate al narcotráfico y lavado de dinero.
“Resolver el problema de las drogas es una prioridad nacional. Todas las agencias deben cooperar para solucionarlo y deben hacer cumplir la ley de forma seria y efectiva”, señala un comunicado del Gobierno.
La prioridad será “endurecer la represión” contra el contrabando de drogas, que el Gobierno considera una “medida clave” para evitar que las drogas lleguen a las comunidades, por lo que se establecerá “un nuevo centro de prevención y supresión de drogas”, indica la nota.
Según el primer ministro, la meta es alcanzar una “significativa reducción” de la presencia de drogas en el país dentro de un año, mientras que “dentro del mandato de cuatro años de este Gobierno, las metanfetaminas deben desaparecer”.
Sin embargo, el plan anunciado por el Gobierno generó preocupación entre activistas del país, quienes temen que la nueva “guerra contra las drogas” podría repetir los eventos que tuvieron lugar hace dos décadas, cuando la administración de Thaksin Shinawatra puso en marcha una política antidroga de tolerancia cero.
Iniciada en 2003, las medidas causaron una ola de críticas dentro y fuera de Tailandia debido a la violencia de las fuerzas de seguridad, que presuntamente perpetraron entre 2.500 y 2.800 ejecuciones extrajudiciales contra supuestos sospechosos de narcotráfico en tan solo tres meses, según las estimativas de diferentes oenegés.
“La promesa del Gobierno de erradicar completamente los estupefacientes me preocupa y me temo que la historia podría repetirse”, dijo la directora de la Fundación Cross Cultural, Pornpen Khongkachonkiet, al diario Bangkok Post.
Si bien la ley tailandesa castiga el tráfico de estupefacientes con penas de hasta 15 años de cárcel -y en casos extremos incluso con la cadena perpetua o pena de muerte- Tailandia ha flexibilizado su política de combate a drogas en los últimos años y pasó a adoptar un enfoque que pone el foco más en la rehabilitación, sobre todo de pequeños traficantes, que en los castigos.
La reforma de la ley busca solucionar otro problema: el de la superpoblación de las cárceles del país, donde cerca de un 80 % de los presos están detenidos por delitos relacionados a las drogas, la mayoría de ellos de leve a moderada gravedad.
Asimismo, Tailandia eliminó en junio del año pasado la marihuana de su lista de narcóticos ilegales, con el objetivo de promover el cannabis medicinal pero que de facto abrió la puerta a su consumo y comercio con fines recreativos, lo que llevó a una multiplicación de tiendas y bares para el consumo de la sustancia.