Por Amanda Díaz de Hoyo
CON CANNAS
La educación en cuanto al uso correcto del cannabis medicinal es un espacio que debe trabajarse para que tanto pacientes, médicos y la industria caminen juntos. Toco el tema porque a pesar de los esfuerzos serios que se hacen, todavía hay quienes no comprenden la amplitud de beneficios que tiene esta planta para la salud y el bienestar del ser humano. Hemos sido testigos de la desinformación entre la ciudadanía.
Cuando digo que soy paciente cannábica, me han preguntado cómo uso la substancia. Hay diferentes maneras y cada paciente encuentra la mejor manera que se adapte a su condición de salud y estilo de vida.
Muchos prefieren los concentrados en vez de la flor. Aunque he usado flor, prefiero la conveniencia del concentrado, porque su uso es más discreto, fácil y de menos aromas. aclarando que uso los cartuchos. Me funciona muy bien la micro dosificación y el intercambio de cepas, unas me funcionan mejor para el día y otras para la noche.
Dentro del mundo de los concentrados cannábicos nos encontramos de frente con la resina y el aceite. La resina, conocida como dab, y de ahí el verbo dabear —cuya aceptación en RAE debe estar atrás en años luz—, se diferencia de otras formas de consumo por su alta potencia. Es más intensa que el aceite por el tipo de extracción utilizado para su obtención. Al extraerse de la planta, tiene una concentración muy alta de cannabinoides y terpenos. La resina es, como sugiere su nombre, un tipo de sustancia que puede obtenerse semisólida y hasta sólida.
El aceite, la versión líquida de los concentrados, lleva diferentes niveles de viscosidad, Como consumidores notamos que hay unos más ligeros y otros más densos, Esto tiene que ver con los métodos de producción, que usualmente diluyen la concentración de cannabinoides y terpenos. Aquí vemos por qué la concentración varía al compararse con la resina. El aceite de cannabis se diluye con otros aceites para lograr mayor fluidez en la consistencia.
La principal diferencia entre los concentrados es si son extractos o no lo son. Aquí hay que desempolvar un poquito lo aprendido en las clases de ciencia de escuela secundaria. Los extractos se subdividen conforme al solvente utilizado y la consistencia del producto final.
Si consideras usar estos productos, considera que los hay sin solventes o con solventes. El método de extracción para los sin solventes es el uso de calor y presión. Por ello no se consideran extractos. En este proceso se puede usar el agua sin considerar como solvente.
Existen varios estilos de concentrados sin solventes. Mencionamos algunos a continuación.
Si has visto el nombre kief, ya tienes una referencia de su tipo de concentrado. Es el más simple hasta ahora. El kief es la acumulación de tricomas separados de la flor de cannabis. Viene un “grinder” para el kief. Así aprovechas lo mejor de los tricomas.
El hachís se obtiene al comprimir el kief. La compresión aumenta la potencia y densidad de los tricomas. El charas es semejante pero se elabora con recortes frescos mientras que el hachís es de flores secas. Se fuma en pipa, como el chillum.
El Bubble Hash se obtiene mediante el uso de agua como solvente pero no se considera extracto.
Rosin Hash es un extracto de resina sin solvente y se extrae de flores crudas.
Los concentrados con solventes
Los solventes de mayor uso son los alcoholes, el bióxido de carbono, el propano y el butano.
El tipo de concentrado BHO, siglas para aceite de hachís al butano, se subdividen y ahí encontramos nombres como honeycomb, shatter, crumble y wax. Al igual que el hachís se fuma en pipa.
En el caso de los BHO, el método de extracción debe ser bajo riguroso control de calidad para evitar la contaminación con el gas butano, que a su vez representa riesgos de salud y seguridad.
Al usar estos productos, conviene considerar que las temperaturas para vaporizar son importantes, la calidad de la materia prima es primordial y el compromiso de los laboratorios tiene que estar a tono con los estándares más altos de una industria que promueve la salud.