Por Juan Alvarado Ortiz
MSc, Marketing Strategy
En nuestros primeros años de existencia la palabra Navidad era un tiempo de dar y recibir regalos. Sin embargo, según crecemos esa palabra se mueve a un sentimiento de reflexión, compartir, amigos y familia. Es una evolución a largo plazo, nada lejano a los resultados del mercadeo en una empresa.
El principio más poderoso en mercadeo es poseer una palabra en la mente de los clientes, dado a que no es una batalla de productos, si no, de percepciones. Es esto precisamente donde la querida industria del cannabis debe enfocarse en este 2023.
El problema principal no es la percepción de que no existe un alivio más allá del que ofrece un fármaco, si no, el sentimiento de miedo y desconfianza que por años ha crecido en la mente de todos. Sin embargo, esta percepción no cambiará hasta que se ponga en prioridad la educación y se trabaje bajo una misma voz. Un mensaje unísono transparente, que comunique la confianza de saber el cómo se cultiva la planta, cuáles son los ingredientes de los productos, métodos de creación, facilidades, valores de la empresa, entre muchos otros elementos. Dicho sentimiento de confianza no se completará sin un formato universal de uso, guías evaluadas periódicamente e información democratizada para todos. Para que al final, el paciente actual y futuro tenga la percepción de que puede confiar en el cannabis.
Las empresas y marcas deben entender que la estrategia a utilizar depende directamente del peldaño que se ocupe en la escalera. Pero lo que se ve es otra cosa; todas las empresas en una apuesta en posicionar la misma palabra y sonsonete en los pacientes, y esto, no soluciona nada. El paciente local y cónsono a otros mercados como: Canadá, Colorado, California, Oregon ya está cansado de los estereótipos de mafutero, arcoíris y arrebatos. Y aunque estos mercados tienen mucho que evolucionar, no han dejado de dar pasos importantes. Solo basta con ir a conferencias globales para ver la inexistente presencia de nuestra bandera y la marcada diferencia del enfoque mediático del cannabis puertorro. Países apostando a planes robustos de comunicaciones y mercadeo, donde se puede constatar la homogeneidad de las empresas privadas y entidades gubernamentales. Todo con el fin que la industria evolucione a favor de los pacientes y en balance con el desarrollo económico.
Los planes que construyen la base de un negocio o industria no son reactivos, son proactivos. Es aquí donde el mercadeo con todas sus variables se hace indispensable. Pues es mejor ser el primero en la mente del paciente, que en el punto de venta. Lo último se resuelve con una acción, lo primero, se trabaja por años y es la diferencia entre una posición de seguidor y la de un líder.
Hay que dejar meridianamente claro que la industria de cannabis no vende una planta, aceite, chocolate o gummie. Vende confianza de que el descanso reparador se obtendrá. Ofrece felicidad o calma a esas mentes con ansiedad luego de la perdida de un ser querido. Brinda paz a esos deseos erráticos provocados por un sonido o mala experiencia. Proveé esperanza a esos sentimientos de suicidio dictados por una depresión. Permite alimento a un estómago irritado por tratamientos de cancer. En fin, cannabis es mucho más del común “viaje” que se puede percibir.
Seguro que, la lista de deseos es extensa. Espero que aunque sea un regalo colectivo, Santa conceda esta asignatura, que desde el 2016 está pendiente a mi querida industria del cannabis: EL MERCADEO.