Es natural sentir miedo durante y después de una situación traumática. El temor forma parte de la respuesta normal de “lucha o huida” del cuerpo, que nos ayuda a evitar o a responder ante un posible peligro. Después de un acontecimiento traumático, algunas personas pueden experimentar una variedad de reacciones, pero con el transcurso del tiempo la mayoría superará sus síntomas.
A aquellas personas que continúan experimentando síntomas se les puede diagnosticar trastorno por estrés postraumático.
¿A quién le da?
Cualquier persona puede tener trastorno por estrés postraumático a cualquier edad. Esto incluye veteranos de guerra así como personas que han experimentado o presenciado una agresión física o sexual, maltratos, un accidente, una catástrofe, un ataque terrorista u otros hechos graves. Las personas con este trastorno pueden sentirse estresadas o asustadas, incluso cuando ya no corren peligro.
No todas las personas con estrés postraumático han pasado por un hecho peligroso. En algunos casos, con solo saber que un familiar o amigo cercano experimentó un acontecimiento traumático se puede desencadenar este trastorno.
Según el Centro Nacional para el Trastorno por Estrés Postraumático, un programa del Departamento de Asuntos de Veteranos de los Estados Unidos, aproximadamente siete u ocho de cada 100 personas experimentan este trastorno en algún momento de su vida.
Las mujeres son más propensas que los hombres a desarrollarlo. Ciertos aspectos de ese acontecimiento traumático y algunos factores biológicos (como los genes) pueden hacer que algunas personas sean más susceptibles a presentar este trastorno.
¿Cuáles son los síntomas?
Por lo general, los síntomas del estrés postraumático comienzan dentro de los tres meses posteriores al incidente traumático, pero a veces surgen más tarde. Para cumplir con los criterios del trastorno por estrés postraumático, los síntomas deben durar más de un mes y deben ser lo suficientemente graves como para interferir en aspectos de la vida diaria, como las relaciones personales o laborales. Los síntomas tampoco deben estar relacionados con medicamentos, el uso de sustancias u otras enfermedades.
Estudios sobre cannabis
Dos estudios recientes apuntan al modo en que los cannabinoides pueden ayudar a tratar el PTSD. Uno de ellos muestra cómo el cannabis puede reducir la actividad de la amígdala, una parte del cerebro asociada a las respuestas de miedo a las amenazas.
Otro sugiere que los cannabinoides de la planta podrían desempeñar un papel en la extinción de los recuerdos traumáticos. Ambos efectos podrían ser terapéuticos para quienes padecen PTSD, según estudios recientes.
Aun así, futuros estudios podrían ayudar a aclarar una serie de preguntas sobre cómo y cuándo utilizar el cannabis de forma eficaz para el PTSD, y si existen factores de riesgo asociados al uso de la planta para esta afección.
Busque asistencia profesional
- El PTSD puede desarrollarse tras un suceso aterrador en el que se haya producido o amenazado con un daño físico grave.
- La PTSD se caracteriza por debilitar los síntomas físicos y emocionales.
- Los tratamientos efectivos ayudan a las personas a reducir los síntomas de preocupación y entumecimiento, a enfrentar recuerdos aterradores y a desarrollar respuestas conductuales más saludables.
Fuentes: Instituto Nacional para la Salud Mental (NIMH), Forbes