Por Joel Rodríguez-Polo PhD, MPA
drjoelrodriguezpolo@gmail.com
En el mundo del trabajo, en términos generales aún no se reconocen formalmente los beneficios del cannabis, particularmente porque el discurso que ha predominado es el del estigma y la desinformación.
Ha existido una tendencia de asumir -sin evidencias- que una persona que trabaja y usa cannabis, no producirá o cumplirá con sus responsabilidades del puesto o tendrá accidentes laborales. Lo anterior solo denota falta de educación y una actitud prejuiciada hacia el movimiento como tal.
Ante situaciones como estas a nivel social y organizacional, la Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoció los beneficios de esta planta para atender diversos malestares, dolencias o enfermedades debilitantes. Por tanto, las empresas tienen el deber de no aferrarse al estereotipo negativo del ‘marihuano’.
Las compañías tienen cómo desafío minimizar o eliminar las prácticas discriminatorias, según recomienda la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y las diversas leyes laborales de no discriminación en las distintas partes del mundo, incluido Puerto Rico.
Además, tienen como área de oportunidad el tomar la delantera mediante la educación, la sensibilización y el manejo estratégico de este nuevo fenómeno social, legal y laboral, particularmente en lo que se gesta un marco legal explícito de no discriminación en el empleo hacia las personas trabajadoras que utilizan la planta de cannabis sin los efectos psicoactivos (i.e., productos con base de CBD) durante horas laborables o con los efectos psicoactivos fuera de horas laborables (i.e., productos con base de THC).
Una gran oportunidad para muchos patronos es, relacionar el movimiento del cannabis medicinal con el fenómeno de salud y seguridad ocupacional y con el de diversidad e inclusión en el contexto organizacional. Diversas investigaciones ponen de manifiesto que, en el lugar de trabajo, las personas naturalmente se exponen a un sinnúmero de situaciones estresantes por periodos prolongados, lo que propicia lógicamente que su cuerpo se mantenga en un estado constante de activación; aspecto que aumenta el desgaste de los sistemas biológicos y psicológicos.
Las empresas deben considerar, que las personas trabajadoras que poseen una licencia de cannabis medicinal pueden manejar -sin implicaciones negativas en la productividad o las responsabilidades del puesto-, fenómenos como el estrés, malestares físicos/psicológicos (i.e., dolores de cabeza, problemas del sueño, dificultad para concentrarse, dolencias musculoesqueletales, entre otros).
No se debe perder de perspectiva que este movimiento puede beneficiar la salud de la gente sin costos o gastos adicionales en los seguros médicos que sufragan regularmente ellos como empresa.
El Instituto Nacional Estadounidense de Seguridad y Salud Ocupacional (NIOSH, por sus siglas en inglés) señala, que se hace importante reconocer que la exposición a condiciones de trabajo estresantes tiene una influencia directa en la salud y seguridad de las personas trabajadoras. También, NIOSH menciona que el estrés en el trabajo les cuesta a las empresas más de $300 mil millones al año en ausentismos, rotación, reducción en la productividad, accidentes laborales, costos médicos y legales, así como reclamaciones de seguros.
En tiempos de constantes adquisiciones, fusiones, consolidaciones, desarrollo de nuevas tecnologías y crisis económicas de largo plazo en el mundo de los negocios; se vuelve fundamental que las empresas gestionen de manera proactiva y estratégica los diversos fenómenos sociales o cambios legales que llegan o alteran la cotidianidad de la organización (i.e., movimiento de la legalización del cannabis).
Las empresas tienen la responsabilidad social corporativa de educarse, desarrollar estrategias de manejo y gestionar efectivamente al talento humano que utiliza el cannabis como terapia paliativa de manera legal; particularmente si desean promover que el personal no lo oculte o utilice de manera clandestina durante el periodo de horas laborables.
Ser proactivo a nivel organizacional con este movimiento se vuelve importante, ya que, de las empresas no ponerse al día en términos de estrategias de manejo, podrían comprometer su competitividad a nivel comercial. Históricamente la competitividad de las organizaciones se ha afectado por dos grandes factores.
El primero es, la agilidad organizacional; es decir, la actitud proactiva o reactiva con la que la administración integra y maneja los cambios que se van gestando a nivel social/legal en su visión corporativa, sus prácticas organizacionales y su cultura organizacional.
El segundo factor es, la urgencia o dejadez a la hora de gestionar la diversidad, promover la inclusión y crear sentido de pertenencia en su personal; particularmente, considerando esos nuevos cambios sociales/legales. Todo lo anterior, si se maneja de manera proactiva, además de favorecer la supervivencia de la empresa, propicia una mayor productividad, engagement y retención en el personal.
Para las empresas poder atraer, desarrollar y retener el talento humano y mantenerse a flote en tiempos de tanta inestabilidad; deben incorporar y flexibilizar sus procesos organizacionales.