San Juan, 2 may (EFE News) – Una nueva ola de temblores reportados este sábado en la mañana, levantó la ansiedad de los puertorriqueños en recordación a la actividad sísmica registrada en enero pasado, y agravada en medio de la pandemia del COVID-19.
Fue a las 07.13 (11.13 GMT) hora local, cuando un sismo de magnitud 5.4 -reajustado por el Servicio Geológico de los Estados Unidos varias horas después de registrado- sacudió las camas de los puertorriqueños de la zona sur de la isla y reactivándoles la histeria de varios temblores ocurridos en enero pasado.
Del conjunto de temblores reportados a principios de año, dos fueron fuertes, el primero de 5.8 el 6 de enero y el segundo, de 6.4 al día siguiente, lo que lo convirtió en el movimiento telúrico más fuerte registrado en Puerto Rico desde el 1918, de 7.4.
Seis minutos más tarde de la primera sacudida de hoy, ocurrió otro temblor, de 4.6, exacerbando las emociones de cientos ciudadanos que perdieron el servicio eléctrico en sus residencias, mientras algunas estructuras, ya afectadas por los temblores de principio de año, veían caerse a medias.
Seguido a los dos fuertes sismos de hoy, ocurrieron varias réplicas de menor magnitud, de entre los dos y tres grados de intensidad.
Tras los movimientos telúricos, la gobernadora de Puerto Rico, Wanda Vázquez, se comunicó con los alcaldes de los respectivos municipios del sur más afectados y luego visitó el pueblo de Ponce, donde al menos ocho residencias se afectaron.
Allí, junto a la alcaldesa María Meléndez, se pasearon por el casco urbano del municipio donde se derrumbaron parcialmente varias estructuras construidas en cemento y ladrillo, específicamente unas históricas, entre ellas, el Museo de la Masacre de Ponce.
“Nuestro equipo de Patrimonio Histórico Edificado y Museos ya se encuentra en Ponce para inspeccionar los daños ocasionados a estructuras históricas, tras el evento sísmico registrado hoy. Al culminar la evaluación, se ofrecerán las recomendaciones de mitigación y reconstrucción”, dijo el Instituto de Cultura Puertorriqueña.
La gobernadora dijo además que se comunicó con el director de la Red Sísmica de Puerto Rico, Víctor Huérfano, quien le dijo que los temblores de este sábado estaban asociados a los sismos de principio de año.
“Aunque se estaba experimentando una disminución en magnitud, intensidad y eventos en la últimas semanas, debemos estar preparados siempre”, afirmó la gobernadora.
Por su parte, el secretario de Salud, Lorenzo González, informó que unas 50 residentes de varios residenciales públicos de Ponce que resultaron afectadas por los temblores de hoy, serían reubicadas en varios hoteles del municipio.
Antes de reubicarse, estos ciudadanos serán sometidos a un examen médico para asegurarse que no estén contagiados con el COVID-19.
“Estamos dentro de una situación de emergencia adicional, pero no podemos olvidar que en nuestra manos la más letal es el COVID-19. No olvidemos las medidas de precaución. Si las olvidamos, será peor y esta es letal”, enfatizó la gobernadora.
La primera ejecutiva dijo además que su administración trabaja en conjunto con oficiales de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencia “para demostrar los daños adicionales y que la agencia federal nos cubra” en gastos y ayudas.
La gobernadora, no obstante, reconoció que, aunque los puertorriqueños se distinguen por ser solidarios en situaciones de emergencias y que tienen intenciones de llevar ayuda a los afectados, esta vez deben permanecer en sus hogares, pero si quieren ayudar, que lo hagan a través del Negociado de Manejo de Emergencias y Administración de Desastres local.
“No queremos a los ciudadanos en las calles. Esto es vida. Vamos a buscar alternativas para todos aquellos residentes”, afirmó la gobernadora.